martes, 30 de noviembre de 2010

Tu silencio puede ser muy elocuente




Nuestro comportamiento con el prójimo puede apreciarse según varios criterios.

Una actitud áspera indica claramente poco amor, poca comprensión.


Nuestro modo de hablar descubre a menudo sentimientos escondidos y pone de manifiesto lo que somos y sentimos.

Pero si guardo silencio a su debido tiempo, entro en contacto espiritual con el otro; mi prójimo y conmigo mismo.



El silencio puede significar que el otro ya no me interesa, o no le hablo porque tengo rencor o enemistad. Ya no es un objeto interesante para mis fines.

Dicen que hay esposos que no se hablan, porque han perdido su primer amor, y en vez de beneficiarse con su mutua presencia y palabras cariñosas, se insultan, no se saludan, son mudos con su silencio que mata el espíritu.



Estando en agradable compañía, las palabras a veces sobran. Cada uno siente instintivamente la leal y sincera amistad. Este silencio de unaminidad, inspira confianza.



Mi silencio puede significar unidad de sentimientos, y convivencia en momentos alegres, lo mismo que indica en momentos tristes, solidaridad, consuelo y comprensión.



A veces la palabra no es capaz de expresar un sentimiento humano. La modesta y silenciosa presencia es el termómetro de mi convivir y de mi compadecer.

El silencio puede significar una destrucción, ofensa, lo mismo que la amistad, esperanza.




¿Será mi silencio elocuente para la felicidad de todos?

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